
No dejes para mañana… mejor sí lo dejo: El hábito de procrastinar
La procrastinación
¿Conoces a alguien así? Lo común en todos estos personajes, incluyéndote amigo lector, es el hábito de dejar para mañana sus actividades, evadirlas, ocultarlas, dejarlas guardadas para otro momento, no enfrentarlas, es decir: postergarlas (procrastinarlas), con las consecuencias indeseables y la incomodidad de haberlas dejado pendientes. Hacer esto, produce: culpa, miedo, estrés, malestar, incomodidad, inseguridad, remordimiento, angustia y ansiedad.
Las consecuencias asociadas a nuestras acciones determinan nuestra conducta futura (Cubeiro, 2014). Tim Pychlyl, uno de los mayores expertos en el tema de la procrastinación a nivel mundial dice que: en la actualidad “es el problema más grave en la educación y afecta las calificaciones, la salud mental y física y aumenta el índice de abandono escolar” (Pickles , 2017).
No enfrentar cosas nuevas es una forma de autoprotección para no salir de lo familiar, de la zona de confort.
Esta es la zona metafórica en la que estás cuando te mueves en un entorno que dominas, en ella las cosas te resultan conocidas y cómodas, sean estas agradables o no.
Busca lo más vital nomas, lo que es necesidad nomas
Y olvídate de la preocupación, tan sólo lo muy esencial
Para vivir sin batallar, y la naturaleza te lo da.
Lo más vital (Del libro de la selva)
No es una conducta que sea exclusiva de algún área del conocimiento, sino de todos los seres humanos sin excepción. Todos tenemos de alguno u otro modo cosas pendientes.
Antecedentes
Dejar las cosas pendientes tiene su origen más remoto en la educación recibida por nuestros padres y/o cuidadores. Ese mismo ambiente también produce la confianza de ser curioso y ver la vida no como un obstáculo, sino como una oportunidad de hacer cosas y crecer.
Los padres nos muestran multitud de conocimientos, pero no nos enseñan a confiar en nosotros mismos, para emprender proyectos a futuro y nos incapacitan para pensar y enfrentar la realidad sin su presencia.
Por otro lado, un adulto promedio recibe alrededor de 3 mil mensajes publicitarios por día (en el transporte colectivo, en las tiendas en la calle, la televisión y las redes sociales, incluso la marca del cereal en casa).
Así pues, en consecuencia la gran cantidad de información nos incapacita a niños y adultos para concentrarnos y dejar para otro momento actividades realmente importantes. Nadie escapa al enfrentamiento con lo nuevo, también los adultos mayores lo padecen cuando tienen enfrente la tecnología de vanguardia, teniendo como solución ignorarla a pesar de los beneficios que pudiera traerles.
El neurocientífico Facundo Manes afirma que el cerebro humano es la estructura más compleja del Universo y…:
- Para funcionar bien, necesita desconectarse,
- Conocerlo es importante porque nos va a ayudar a comprender quiénes somos y a mejorar el aprendizaje,
- Le hace bien el ejercicio físico, pues genera nuevas conexiones neuronales (sinaptomas),
- La multitarea disminuye su rendimiento cognitivo. Mucha gente se confunde al pensar que haciendo muchas cosas al mismo tiempo va a ser más productivo, y es al revés. Ese es un mito que hay que erradicar porque el cerebro funciona mejor cuando se hace una cosa por vez.
- Cuando «no estamos haciendo nada» el cerebro trabaja muchísimo, y ese tiempo es clave para que procese la información que adquirió cuando estaba atento (Paperblog, 2017).
¿Qué es un automatismo?
Fundamentalmente es una conducta en donde el cerebro trata de ahorrar la máxima cantidad de energía posible.
Un automatismo motor es una conducta que se hace sin pensar y que viene de nuestro cerebro más antiguo (cerebro reptileano). Los automatismos son aquellas tareas rutinarias automáticas que sabemos de memoria. Mientras más habitual es una conducta terminamos haciéndola de forma más automática.
Los hábitos también están presentes en diversos trastornos o enfermedades mentales como los rituales (no pisar las líneas de la banqueta o lavarse tres veces las manos para evitar una tragedia personal o nacional) en el trastorno obsesivo compulsivo (TOC).
El neocortex, es la capa evolutivamente más reciente de los seres humanos, la cual gasta mucha energía. Materialmente huimos de las actividades que nos ponen a pensar y nos dejamos llevar por las cosas simples que están completamente digeridas e incluso requieren solo exponerse un momento y ya, ejemplos de ello son: ver la televisión de forma pasiva o estar en un salón de clase sólo como espectador. Pensar, gastar energía y cambiar, “incomoda”, pero sí se puede hacer, sólo que hay que pagar el precio, por lo que muchas veces decidimos mejor procastinar o en el mejor de los casos para un cerebro flojo o ahorrador: ¡es mejor no pensar!. ¡Ahhhh qué flojeraaaa!.